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¡Basta! La cinta no muerde

¡Basta! La cinta no muerde

Terminemos con tantas posturas radicales y miradas únicas. Correr es un deporte simple, el más simple de todos. En principio, no requiere compañía o un oponente. No implica reservar una cancha de tenis o de fútbol. Dura el tiempo que uno tenga disponible.

Correr implica tan sólo calzarse un par de zapatillas, ponerse ropa cómoda y no mucho más. Para empezar alcanza con eso. Para la sofistificación ya tendremos tiempo y espacio para dialogar. Está claro que correr en la cinta no es lo mismo que hacerlo al aire libre. Sin embargo, afirmar que correr en una cinta es como nadar en una bañadera pierde sustento rápidamente. Si bien en los últimos años las calles ganaron adeptos que salen a disfrutar del día o de la noche, la cinta puede servir como un aliado ideal, como una parte complementaria del  entrenamiento. Pero no como un sustitutivo definitivo. 

La cinta, trotadora o caminadora en otras partes del mundo, sirve como un elemento más para poder continuar con una rutina, con un objetivo determinado. Hay circunstancias en las que recurrir a ella nos permite mantener la forma. En sí puede ser utilzada como un atajo para momentos puntuales. Incluso como la puerta de entrada para empezar a ponerse en forma antes de salir a acumular zancadas y kilómetros al aire libre.

 

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A priori, la biomecánica del corredor sufre algunas modificaciones si la carrera se hace sobre la cinta o no. La zancada se acorta, el aporte del braceo es mucho menor y los isquiotibiales pueden cargarse bastante más ya que, en ese tipo de aparato, el movimiento del corredor busca no irse hacia atrás impulsado por la cinta, mientras que en la calle el movimiento es para avanzar. En cuanto al esfuerzo, la cinta se mueve y no exige tanta tracción. Tampoco existe la misma resistencia al aire. Es decir, no aparece la incidencia del viento, algo que encontramos al salir a correr al aire libre. En cuanto a las ventajas que ofrece la cinta, la seguridad es la primera cualidad que surge. Además, si llueve, hace mucho frío o mucho calor, la cinta ofrece la oportunidad de entrenar siempre. Más allá de cualquier postura, en definitiva, la idea es correr. Siempre, correr.

¡Ah, esto es una columna, una opinión personal! Una mirada sobre todo lo que nos rodea en este mundo que une al running con el atletismo. Por eso, correr en la cinta también es correr.

Entonces…

¿Correr en la cinta?

A favor: seguridad, ante inclemencias climáticas (frío o lluvia intensa).

En contra: no sustituye la carrera al aire libre, la zancada se acorta, el braceo es menor y los isquiotibiales se cargan más.

Algunos principios para usar la cinta:

-Sé consciente de tus metas: todo ejercicio físico necesita una meta. Tal vez, utilizás la cinta para trotar unos minutos. Quizás tienes metas fuera de ella como correr una carrera. Recordá tu objetivo. No compitas con el que está en la cinta de al lado. No desperdicies tu tiempo.

-Conocé tu ritmo cardíaco: el equipo cardiovascular que tal vez tenga la cinta puede ser de última tecnología. Hasta puede incluir auriculares para diferentes canales de televisión, varios recipientes para tu bebida, y un revistero. Calibrá tu propio esfuerzo. Basate en cómo te sentía trabajando a diferentes intensidades o tan sólo utilizá tu pulsómetro.

-Hidratate bien: muchos corredores beben adecuadamente mientras corren, pero descuidan este aspecto cuando están en la cinta. Comenzá tus ejercicios con una botella llena de agua o de bebida deportiva. Los gimnasios son lugares encerrados donde no hay ventilación. Si el lugar cuenta con temperatura manejada electrónicamente (con aire acondicionado, por caso) no pases frío. Tené cuidado de enfriarte con tu propio sudor.

-Vigilá tu técnica: los movimientos descuidados puede derivar en una lesión. Aprendá la manera correcta.

 

Opciones de entrenamiento:

-Corré el tiempo que quieras al ritmo que te sientas cómodo, con la premisa de que cada kilómetro debés introducir un minuto al 85% de tu máximo.

-Alterné tres minutos suaves con tres minutos al 90% de tu máximo. Repetí tres a cuatro veces la secuencia y ´terminá con 5 a 10 minutos a un ritmo muy suave.

-Corré 20 minutos y cada 30 segundos o 1 minuto elevá un 1% la cinta de correr, para simular el efecto de la resistencia del viento.

-Corré cinco minutos al 90- 95% de tu máximo y finalizá con diez minutos a ritmo suave. La segunda semana en vez de cinco minutos adicioná seis minutos al ritmo fuerte y aumentá de este modo un minuto intenso por semana. Al terminar las diez semanas serás capaz de correr 5 km a ese nuevo ritmo máximo.

-Corré diez minutos al 85% y cuatro suave y repetí la secuencia 2 o 3 veces.

-Corré por intervalos. Hacé un minuto a tu mejor ritmo de 1500 m con un trote suave de 30 a 45 segundos a continuación.

Los textos, informaciones y opiniones publicados en este espacio son de total responsabilidade del autor. Por ende, no corresponden, necessariamente, al punto de vista de Activo.news

Sobre el autor

Damian Caceres

Periodista especializado en running, editor de LNcorre. Corredor amateur. En esta columna, intentará abarcar algunas de las discusiones más comunes entre la comunidad de corredores latinoa... VEA MÁS

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